COMPOSTELA se adivina a cada paso,
y en cada pueblo del camino la imagina
el corazón, como dicha próxima y aún lejana.
Compostela se siente libro abierto,
que da respuesta plena al enigma
de repetir sin pausa el anhelo de llegar
y estar siempre lejos del DESTINO.
DESTINO de estrellas encendido,
envuelto en parda estameña,
hábito de franciscanos y de peregrinos,
en silencio de andaduras mesetarias,
poema y enigma de Maragatería, vigilada
por cigüeñas y sombra de chopos encadenados
al misterio eterno e incierto del CAMINO.
(Miguel Ángel González García)
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