lunes, 28 de febrero de 2011

Consorte: El sembrador de dudas




¿Que pasaría si algún día te llamase?

El ruido del motor llenaba sus pensamientos. Concentraba su atención en el volumen de la radio, la mano sobre la palanca de cambio, la mirada fija al frente brevemente deslumbrada por los faros fugitivos de la noche en la autovía. La quinta, metida; 110 km/h a partir del 7 de marzo. Parecía que el tiempo había terminado de cambiar. No puede ser. Cómo sería posible que hubiese empezado el fin de semana con más de 20 grados y hoy tuviesen poco más de cinco...era de locos.

¿Y qué pasaría si algún día te llamase?

Él nunca me llamó. Sólo fue un fantasma que me albergó las entreñas, sólo existió en mi cabeza. Estoy mucho mejor y, gracias a dios, no necesité ir al médico. Por cierto, hablando de médicos, no puedo olvidar la cita del miércoles en el ambulatorio con el especialista. Y mañana a las 9 en la clínica para láser. ya está bien la de años que llevo de láser y estos condenados pelos siguen creciendo como púas de erizo. Lo peor va a ser que voy a dormir apenas 5 horas y así no empiezo reposada la jornada. ¿Cuánto queda?

No oye las respuestas. No ha oído la pregunta. No quiere dejar lugar al silencio. O quizá es, simplemente, que no puede hacerlo mejor.




Se pregunta cada día qué pasaría si algún día él la llamase.

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Podrías tú vivir sin hombres?, preguntó Lobera, agitado

La única cosa que nunca logró dejar de hacer fue amar. Lo amaba todo desde niña con una intensidad desbordante. Guardaba las cosas confiriéndoles propiedades casi humanas, familiares, divinas. Diógenes precoz. Con la adolescencia vinieron los amores platónicos, vasallos incluso, más a menudo de lo que hubiera preferido. Pero, irremediablemente, amaba.
No se había dado cuenta hasta hoy, en que pensó en voz alta:
- Los escasos meses, tal vez semanas, que logré vivir sin amar a un hombre, sobreviví porque amé (fervorosamente) a (D)ios. Bendito misticismo.

Las dos mujeres presentes en la sala la miraban como de lejos, como cuando detrás de los cristales llueve y llueve (Serrat). Abrieron los ojos con tanto histrionismo que, de pronto, se sintió en escena. Tres. Dos. Uno. Acción. Demasiado agnóstica para que aquellas palabras hubieran escapado por su boca. Pero así era, allí habían sido puestas.

Y siguió amando lo que quedaba de mañana.



sábado, 12 de febrero de 2011

"minvas"





La causa de las mareas es la atracción que la luna y el sol ejercen sobre las aguas oceánicas. El fenómeno consiste en elevaciones del nivel del mar que coinciden con los pasos de la luna por el meridiano correspondiente, seguidas de los respectivos descensos. Se producen dos mareas altas y dos bajas en el trascurso de cada día lunar, es decir 24 horas y 50 minutos. Las mareas son un movimiento alternativo de subida y bajada del nivel del mar, generado por los efectos gravitatorios de la luna y el sol. La luna tiene más influencia que el sol en las mareas, pues su atracción gravitatoria es dos veces y cuarto superior a la del sol. Las llamadas mareas vivas (las más intensas) ocurren cuando la tierra, la luna y el sol están alineados y se suman los efectos gravitatorios de los dos astros; las mareas muertas (las más pequeñas) ocurren cuando la luna y el sol forman un ángulo recto con la tierra. En altamar y en las costas de los mares interiores las mareas suelen ser más débiles, mientras que en las costas oceánicas las amplitudes aumentan de manera extraordinaria.
Febrero es buen mes aquí en Barcelona para verlo. La marea baja y quedan al descubierto flora y fauna marinas. Eso es lo que vienen a llamar marea muerta.

Ella se había perdido ya en los mejillones. Dejaba volar los ojos por el nacarado lomo de sus conchas y se maravillaba de que la muerte pudiera, a veces, ser tan bella. Lo que tanto tiempo había permanecido oculto, bajo las aguas, el invierno ahora se lo mostraba y febrero, mes sin prisas, manejaba a su antojo las lunas.
Hablaba el hombre, necesitado de espectadores,verborreico. Ella, un mejillón más entre los mejillones.

Bivalva ya, las palabras de él comenzaron a sonar cada vez más lejos.
Lejos y más lejos. Hasta que se perdieron en la inconmovible dureza de la roca que la alberga.

domingo, 6 de febrero de 2011

Reparación


¿Y por qué siempre vuelves a llamarme, si al final siempre acabas echándome?
¿Y por qué siempre vienes tú?

Se miraron con los ojos llenos de demencia y él deseó, en un ataque de cordura, confesarse, confesarle

¿No ves que estoy loco? No vuelvas a venir.


El intento de reparación, en este caso, había resultado fallido.