Aunque el camino, como todos los caminos, sólo es tal si discurre exclusivamente por nuestros pastos interiores, éste en el que ahora me ando y desando, me gusta de verdad.
Atravesada Estella, sólo se puede continuar. Servirse de la fuente que mana vino y saber que lo mejor siempre nos espera adelante.
Pasa ya la legión VII romana y, camino de Astorga, los sueños se van sucediendo y los ojos se manifiestan. El final está cerca.
Algún día, cuando vuelva de Muxía y tenga tiempo de escribir lo que ahora rumio, os diré por qué el Camino es una vida en pequeñito.
UTREIA
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