domingo, 19 de diciembre de 2010

La purga de mí

Contaba el peso de mis recuerdos esta mañana a mi buena amiga Julia y me habló de la espina del poema de Rosalía. Es como la espina del poema de Rosalía, dijo. Y entendí que quería curarme. Que no buscaba otra cosa que no fuera purgarme de mí misma. Al llegar a casa fui directa a la palabra del poema. Ahora...espero que surta efecto...


Tenía una vez un clavo
clavado en el corazón,
y ya no recuerdo si eral aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé de él que me hirió tan hondo,
que tanto me atormentó,
que día y noche sin cesar lloraba,
cual lloró Magdalena en la Pasión.
"Señor, que todo lo puedes
le pedí una vez a Dios-,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición."
Diómelo Dios, lo arranqué;
...¿quién lo dijera...? Hasta hoy
ya no sentí más tormentos
ni supe qué era el dolor;
sólo supe que algo me faltaba
donde el clavo faltó,
y aún sentí nostalgia, aún sentí nostalgia
de aquella pena... ¡buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el alma,
¡quién lo entenderá, Señor...!
(Rosalía de Castro)

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