lunes, 8 de noviembre de 2010
ARREbato
ARREBATO- Extremoduro (en-lat-ada) DAP
Nuestra ratita ya se ha citado con el gato. De nuevo. Desde entonces cómo brilla el sol (arrebato). Ha acudido a su llamada sin pensarlo. Ya lo sabíamos. Estaba advertida pero le compensaba la pérdida. O pensaba que le compensaba la pérdida hasta que llegó el zarpazo.
Ratita quiso llorar y quejarse. No es justo, quiso decir. Quiso enfadarse. Quiso sacar las uñas y arañar al gato. Deseaba con tantas fuerzas desfigurar ese maldito rostro inmundo. Pero no lo hizo. Desde entonces ya no sale el sol (arrebato).
Y si no llora ni se queja ni dice que no es justo ni se enfada ni saca las uñas para desfigar la cara de su contrario, no es porque sea gilipollas. Ratita no es gilipollas pero tampoco es buena. Simplemente sabe que lo que le ha sucedido en verdad es justo y necesario. Sabe bien -o bien sabe- de su parte de culpa. Algunas veces quiso culpar únicamente al gato porque él urdió el plan y se presentó apetecible antes sus ojos roedores para ser el elegido, aun a sabiendas de no tener mas intenciones con ella que engullirla. Ahora entiende que la enajenación del felino consiste en creerse, a efímeros instantes, ratón. Y que su locura no es sino estar convencida de que puede hacer de él otra cosa que no es. Ambos se estrellan contra la misma pared.
Ya es inútil ratita. Se acabó tu fábula. Sólo os podéis dejar la piel en cada intento pero jamás lograréis nada más allá de seguir alimentando la perturbación mental que os une y de la que, desesperadamente, huís, eso sí, alabado sea Dios, en direcciones opuestas. Pero lleváis la demencia dentro, huyáis donde huayáis. No hay refugio ni cobijo ni escondite.
Se lame la cicatriz que recorre su cuerpo y se pregunta de dónde brota tanta mutilación, ¿cómo ser felices estando tan lastimosamente despellejados? Desde entonces ya no quiero/e sol (arrebato).
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