sábado, 4 de septiembre de 2010

Se procederá a la devolución de las entradas en caso de modificación del cartel

Cuando posees una mente analítica toda válvula de escape es bien recibida. Encuentra aquello que detenga tu flujo de pensamiento, que calle la voz, y te sentirás ligero. Tú flotas, decía un alumno insurrecto en la clase de Filosofía.
He logrado este gozo a través de variadas experiencias de muy distinta índole. Desde las más carnales a las más abstractas. En todas ellas, simplemente soy; sin pensar nada más. Jodiéndole el axioma al maestro Descartes. Gran analtico, gran tramposo. Por cierto.
Estos últimos días me he abierto a la música. La música siempre ha estado en mi vida (en la de quién no...) pero hasta ahora me había acercado a ella de modo cartesiano, en el mayor de los casos. Analizaba mi situación vital, buscaba entre mis archivos mentales una canción que pudiera acoplarse y voilà: a comer! En cambio, estos últimos días el proceso se ha invertido y soy yo la elegida por las canciones. Llegan y me rasgan. Y para cuando quiero procesar qué es lo que vienen a decirme, ya son parte de mí. Se han convertido en este instante que hoy me ocupa cuando ni yo sabía en qué instante me encontraba. Nunca me había pasado esto. Es como el primer orgasmo vaginal tras una vida dedicada al clítoris.
Hoy le tocó a Maria venir a hablarme. Y ella fue quien para mí se quejó, quien reavivó mi queja. Maria se lamenta en su poema de palabras y música pero hace mi dolor menos intenso porque lo compartimos. Porque Maria canta al dolor de muchos, merma el poso. Consuelo de tontas y tontos. Pero consuelo.
DAP



¿Me imaginaste, alguna vez,partida en dos, como muñeca de porcelana vieja? ¿Me creíste, cuerpo ya sin vida, en mitad de la calle,repetitivamente atropellada, tintineo macabro? ¿Me tornaste aire, gaseosa y volátil? ¿Me deseaste, acaso, piedra, inerte y fría?
¿Tan difícil ha sido sostenerme? ¿tan sencillo te resulta soltarme? Y desaparecer..
Siempre pienso que esta vez es la buena, la definitiva, que puedo volver a confiarme. Cerrar los ojos y saltar. Sin pensar en nada más, como con la música que a mí llega. Siempre, también, me equivoco. Y acabo partida, sin vida, densa y dañada. Y me pregunto, cada día -tintineo macabro- por qué aún me importa..

And why can't you just hold me
And how come it is so hard
And do you like to see me broken
And why do I still care
still care


A menudo pienso que ya esta vez no me va a doler tanto,que forzosamente he de haberme acostumbrado. Que habré aprendido ya el oficio de la alquimia y que transmutaré en compasión el sufrimiento. Y en Amor (constante más allá de la muerte. Léase, en caso de duda(s) a don Francisco de Quevedo y Villegas. Gran cojo). A menudo lo consigo. La experiencia es un grado.
Pero hoy Maria me ha dejado chillarte, gritarte, reprocharte, exigirte.
Liberar(me/te).

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