martes, 21 de junio de 2011

Maitreya. El quinto.




Estábamos hechos mierda en aquella época. Richi y yo nos fuimos a peinar las penas al pequeño parquecito que se esparce  ante la Abadía de Westminster. Yo había comprado un pequeño libro de tarot para Penny y el escepticismo de Richi me echó, literalmente, las cartas, hasta que quedaron todas -en su pequeñez- perdidas en el raído césped londinense.
Adormecidos estábamos cuando me desperté la risa de unos niños. Era una risa cruel, de las que recaen en burla sobre otro:
Jesuschrist, he´s Jesuschrist

Yo abrí los ojos y contemplé la escena. Y me dolió algo dentro más que si me clavaran punzones en el pecho y el estómago juntos. Durante mucho tiempo he pensado qué sería eso que sentí. Me debatí entre si sería indignación o empatía pero ahora ya no me cabe duda. Eso es compasión. La compasión se siente ahí y así. Desde aquella tarde algo se me que´dó despierto dentro, se me activó el microchip de la búsqueda espiritual consciente. Me ha acompañado desde que era niña pero no la identificaba. Desde que vi los ojos de amor con que aquel hombre de barbas negras y ojos claros miraba a los niños que se burlaban de él y lo apedreaban, algo en mí despertó. O acaso yo desperté. Verano del año 2008, Westminster Abbey (London, the U.K)



Ya era otoño cuando me veo una mañana de sábado en lo que venía a llamarse una meditación de servicio. Acabo de deciros que se me había activado el mecanismo de búsqueda interior y no había oportunidad que dejara escapar. Esa mañana me vi sentada en torno a una mesa cedida en el restaurante desocupado de un popular vegetariano del centro de la ciudad. Apenas si seríamos cinco personas. Nos explicaron en qué consistía una meditación de servicio, no lo explicaré ahora por no ser el tema de reflexión, lo que sí os diré es que en un momento dado la señora que conducía el acto pronunció la palabra: Maitreya. Ésta fue la primera vez que yo le oí el nombre. Maitreya. Nos habló de los Maestros Ascendidos, de sus anteriores manifestaciones, del plan que para nosotros tiene. Racionalmente me parecía todo aquello una locura pero lo sentía tan dentro, que cuendo la señora dijo que Maitreya vive en Londres, donde nadie le conoce y sólo espera el momento de poder manifestarse, relacioné todo en la máquina de hacer cuentos que es mi cabecita.  Y con esto nos ponemos en un mes indeterminado de comienzos del año 2009,posiblemente.

No volví a tener contacto con esto durante un tiempo aunque a menudo venía a mi cabeza su nombre o los ojos que de él busqué en Google imágenes. Sí que seguí oyendo hablar sobre Maestros Ascendidos o Médicos del Cielo e incluso solicité sus energías en prácticas de Reiki . Pero nada más. Así que imaginaréis cuál sería mi sorpresa cuando a los pocos días de llegar al centro budista oigo de nuevo nombrar a Maitreya ¡Madrecita!¡Se me salía el corazón del pecho!¡Era él!¡Hablaban de él! He podido saber que es el Buda que va a venir, se le espera para tiempos muy degenerados. El quinto Buda. El Buda del Amor puro, de la Compasión. No podía creerlo. También le esperan los budistas...


continuará...

Buda Maitreya es la encarnación del amor afectivo de todos los Budas.

Sus manos están en el gesto de enseñar el Dharma, sosteniendo los tallos de dos lotos simbolizando su sabiduría omnisciente de los tres tiempos.

El loto a su derecha sostiene una Rueda del Dharma, simbolizando que él es el quinto Buda fundador del millar de Budas de este afortunado Eón (Buda Shakyamuni es el cuarto.)

La vasija a su izquierda está llena con los néctares que confieren vida. Está sentado en una postura que indica su disposición para levantarse en respuesta de las necesidades del mundo.

En la época de Buda Shakyamuni, se manifestó como un discípulo Bodhisatva.

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